miércoles, 10 de agosto de 2016

11/08/1959 ~ Obras para la conservación del patrimonio en el claustro de la concatedral

Pasado ya lo más duro de la postguerra, que no de la Dictadura, la situación económica del país iba mejorando poco a poco y las autoridades públicas comenzaban a invertir en la protección del patrimonio histórico artístico. El 11 de agosto de 1959 (BOE nº 216 de 09/09/1959) se aprobó la realización de obras de consolidación en el claustro de San Pedro consistentes en la eliminación de un cobertizo que cubría la panda eliminada (la del sur) y pavimentar el suelo con piedra, para lo que destinaban 40.000 pesetas, poco más de 240 euros, una cantidad que ya entonces era escasa pero significativa pues fue la primera de otras partidas de dinero público destinadas a mantener en buen estado nuestro patrimonio cultural.

El claustro de la concatedral de San Pedro es una maravilla románica tan accesible que muchos sorianos ni la conocen. Su obra se inició a mediados del siglo XII como lugar de paseo y esparcimiento de los canónigos que comenzaron a vivir allí durante algún tiempo como si fueran frailes y bajo las normas monásticas dictadas por San Agustín. El claustro se concibió como una estancia de planta cuadrada de unos treinta metros de lado cerrada por sus cuatro lados y formada por una galería continua de arcos de medio sobre capiteles decorados con temática vegetal, animales fantásticos, motivos geométricos y escenas bíblicas. Éstos se sustentan en dobles columnas y se apoyan en podio corrido de medio metro de altura al exterior y unos ochenta centímetros en el interior. Fue construido por algún anónimo maestro arquitecto muy influenciado por la arquitectura mozárabe y que conoció y seguramente trabajó en la construcción de los claustros del San Pedro el Viejo, cerca de Jaca, y en el monasterio de Silos con el que guarda algunos paralelismos como la decoración de los capiteles. Alrededor del claustro se dispusieron las dependencias monacales y varios sepulcros muy destacados, entre ellos el del infante Juan, hijo legítimo del rey Pedro I de Castilla.

Las obras de ampliación de la colegiata en el siglo XVI obligaron a eliminar toda la parte sur de este claustro (como se aprecia en la imagen) mutilando así una de las obras románicas más importantes de la capital. Pese a ello, el claustro sigue transmitiendo la paz y el sosiego para el que un día fue creado y que invita a la meditación serena.


Claustro y torre de la concatedral de San Pedro (Soria). Postal ediciones Sicilia.

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