Pasado ya lo más duro de
la postguerra, que no de la Dictadura, la situación económica del país iba
mejorando poco a poco y las autoridades públicas comenzaban a invertir en la
protección del patrimonio histórico artístico. El 11 de
agosto de 1959 (BOE
nº 216 de 09/09/1959) se aprobó la realización de
obras de consolidación en el claustro de San Pedro consistentes en la
eliminación de un cobertizo que cubría la panda eliminada (la del sur) y
pavimentar el suelo con piedra, para lo que destinaban 40.000 pesetas, poco más
de 240 euros, una cantidad que ya entonces era escasa pero significativa pues
fue la primera de otras partidas de dinero público destinadas a mantener en
buen estado nuestro patrimonio cultural.
El claustro de
la concatedral de San Pedro es una maravilla románica tan accesible que muchos
sorianos ni la conocen. Su obra se inició a mediados del siglo XII como lugar
de paseo y esparcimiento de los canónigos que comenzaron a vivir allí durante
algún tiempo como si fueran frailes y bajo las normas monásticas dictadas por
San Agustín. El claustro se concibió como una estancia de
planta cuadrada de unos treinta metros de lado cerrada por sus cuatro lados y formada
por una galería continua de arcos de medio sobre capiteles decorados con
temática vegetal, animales fantásticos, motivos geométricos y escenas bíblicas.
Éstos se sustentan en dobles columnas y se apoyan en podio corrido de medio metro
de altura al exterior y unos ochenta centímetros en el interior. Fue construido
por algún anónimo maestro arquitecto muy influenciado por la arquitectura
mozárabe y que conoció y seguramente trabajó en la construcción de los
claustros del San Pedro el Viejo, cerca de Jaca, y en el monasterio de Silos
con el que guarda algunos paralelismos como la decoración de los capiteles.
Alrededor del claustro se dispusieron las dependencias monacales y varios
sepulcros muy destacados, entre ellos el del infante Juan, hijo legítimo del
rey Pedro I de Castilla.
Las obras de
ampliación de la colegiata en el siglo XVI obligaron a eliminar toda la parte
sur de este claustro (como se aprecia en la imagen) mutilando así una de las
obras románicas más importantes de la capital. Pese a ello, el claustro sigue
transmitiendo la paz y el sosiego para el que un día fue creado y que invita a
la meditación serena.
Claustro y torre de la concatedral de San Pedro (Soria). Postal ediciones Sicilia. |
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